Cognac

En pocas palabras…

El territorio de Cognac, que se extiende desde Angoulême hasta Rochefort, a lo largo del río Charente, de relieve suave con sus llanuras y colinas, es cuna de numerosos conocimientos. De la destilación al ensamblaje del coñac, de la tonelería a la fabricación de botellas de cristal Verallia, cada etapa se eleva a la categoría de arte.

Las pequeñas casualidades de la Historia

La gran aventura del coñac no habría tenido lugar de no ser por el río Charente, que permitió transportar los barriles desde Cognac hasta el océano antes de cargarlos en los buques con destino a Europa del Norte.

Los holandeses inventaron el ingenioso principio de la destilación a principios del siglo XVII. “Quemaban” los vinos en las destilerías para conservarlos mejor y obtener el “Brandwijn” (que más tarde daría la palabra brandy). En un primer momento, se bebía diluido en agua, hasta que un día se observó que durante su viaje en barriles de roble, la bebida mejoraba. Así nació, casi por casualidad, el coñac.

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